Por Toni Poveda, vicepresidente de la Fundación Pedro Zerolo.
Cada día millones de españoles y españolas salimos a nuestros balcones y ventanas a aplaudir a todos los profesionales que trabajan en el ámbito sanitario y también a aquellas personas que garantizan que los servicios básicos estén cubiertos. Es desde luego un gesto necesario y más que merecido hacia quienes están desde sus puestos de trabajo dando respuesta a las múltiples necesidades que la crisis del covid-19 plantea a toda la población. Porque este virus no discrimina y cualquiera puede verse afectado ante esta pandemia.
Pero si bien es cierto que el virus no discrimina entre personas ricas o pobres, hombres o mujeres, nacidas en nuestro país o en cualquier otro, empleadas o en desempleo… y que ninguno estábamos preparados para afrontar esta situación, sí que está haciéndonos ver que esta crisis afecta más duramente a las personas más vulnerables de la sociedad. Esto no es nuevo y seguramente no sorprenda a nadie, pero las necesidades más básicas han aumentado multiplicándose incluso de forma más rápida que lo hace el propio virus, se han incrementado numerosas brechas que seguramente ahora que estamos en nuestras casas confinadas veamos menos pero que existen, desde la necesidad de una vivienda, alimentación, medicamentos, acceso a dispositivos digitales para recibir educación online, acompañamiento en el confinamiento…
Lamentablemente no solo han aumentado las necesidades, también esta aumentado el número de personas que las necesitan; jóvenes tutelados, personas con diferentes adicciones, personas con trastornos mentales, personas con discapacidad, con VIH, mayores, comunidad gitana, migrantes, LGTBI, mujeres víctimas de violencia machista, personas reclusas, enfermos de cáncer.. Son muchas las necesidades y muchas las personas por atender y quienes siempre van a estar ahí son las ongs, que gestionan el voluntariado de este país.
El voluntariado nos hacer ver que la sociedad española es una gran sociedad. Pedro Zerolo eligió los dos últimos años de su vida para el Día Internacional del Voluntariado para redes sociales una viñeta preciosa de Forges en el que su personaje «el pretensor de ventanilla» pregunta a un voluntario, cuyo cuerpo es un corazón, por su estado civil y este le contesta ¿no se nota?. Y así es, el voluntariado es el corazón que este país necesita, un corazón generoso que llega a donde no llega en muchas ocasiones la administración gracias a la sociedad civil organizada, el tercer sector de este país.
Estas organizaciones se financian en gran medida a la «X solidaria», esto se consigue gracias a que un 54 % de las personas contribuyentes en su declaración de la renta marca la casilla 106 de Actividades de Interés Social. Este gesto no te supone un gasto económico, ya que al hacerlo no pagas más, ni te devuelven menos y sin embargo contribuyes a financiar una gran cantidad de proyectos desarrollados por las ONG’s.
Las vecinas y vecinos que aplauden todos los días tiene una forma más de demostrar su agradecimiento para con quienes trabajan por lo demás y es apoyando a las organizaciones que trabajan en el día a día con la gente que más lo necesita y que hacen posible que sea el voluntariado el gran corazón de este país, el que haga esta tarea y trabaje para que este país sea más justo. Porque como bien dicen las entidades sociales impulsoras de la campaña de la X Solidaria de este año «Marcar la «X Solidaria» en la declaración de la renta es un gesto de compromiso y solidaridad ciudadana en tiempos de crisis.