Por Rosa Mª Laviña, Patrona y Secretaria Fundación Pedro Zerolo
El 22 de julio es el Día Europeo de las Víctimas de los Delitos de Odio, en conmemoración del 22 de julio de 2011, día de los atentados de Oslo y Utoya, en Noruega. La gran mayoría de los muertos ese día eran jóvenes ya que se encontraban en un campamento juvenil político del Partido Laborista Noruego donde al día siguiente iba a participar el primer ministro con las juventudes de su partido. Ese día de 2011 un fanático fundamentalista contrario al multiculturalismo acabó con la vida en Oslo y Utoya de 77 personas. A pesar de los 8 años que ya han pasado seguimos mostrando nuestro cariño con sus familias y amigos.
Desde la Fundación Pedro Zerolo creemos que es alarmante el aumento de un casi 12% de los delitos e incidentes de odio en España, según se desprende del Informe sobre delitos de odio de 2017 dado a conocer por el Ministerio del Interior. Los delitos basados en la orientación sexual e identidad de género de las víctimas, que suponen un 19% de casos, y los motivados por racismo y xenofobia un 37%, se han incrementado un 17,8% y un 26% respectivamente en relación de los datos registrados en el 2016. Es muy preocupante comprobar en este informe además que, los delitos de odio por motivo de ideología han aumentado más de un 72%.
No menos preocupante es el hecho de que la mayoría de los autores de los delitos e incidentes de odio denunciados se encuadran dentro del rango de “18 a 40 años”, en concreto, el 53,53%. ¿Qué está pasando con nuestros jóvenes? ¿Qué valores tienen que les hacen creer que sólo ellos tienen la verdad absoluta?, será que ¿no saben qué es un delito de odio?
El Ministerio del interior lo deja claro en su página web un delito de odio es:
«(A) Cualquier infracción penal, incluyendo infracciones contra las personas o las propiedades, donde la víctima, el local o el objetivo de la infracción se elija por su, real o percibida, conexión, simpatía, filiación, apoyo o pertenencia a un grupo como los definidos en la parte B;
(B) Un grupo debe estar basado en una característica común de sus miembros, como su raza real o perceptiva, el origen nacional o étnico, el lenguaje, el color, la religión, el sexo, la edad, la discapacidad intelectual o física, la orientación sexual u otro factor similar.» (OSCE, 2003)»
Mención especial merece, en nuestra opinión, los delitos e incidentes de odio cometidos en las redes sociales, bajo el amparo del anonimato y cierta sensación de impunidad contribuyen a una mayor violencia verbal. Pero muchos olvidan que lo que comentamos en nuestras redes sociales deja huella.
Desde la Fundación Pedro Zerolo tenemos claro que la barbarie a la que conduce el radicalismo sólo puede erradicarse con educación, educación, educación y democracia. Y por ello debemos luchar y trabajar contra los discursos de odio, la discriminación y el radicalismo a través de la convivencia y la educación en derechos humanos.